Encendió frenético y asustó la descarga de pdf
Y al ver el gesto de sorpresa e inquietud que el Director fue incapaz de disimular, sus dos interlocutores supieron que habían dado en el blanco. Ya eran las diez de la noche cuando el funcionario abandonó el des-pacho y el Secretario de Estado echó hacia atrás su sillón y con molesta parsimonia sacó y encendió un cigarro.